sábado, 16 de junio de 2007

Futurología peronista (II)

Cristina estaba en su despacho. En la mesa del escritorio, un pisa papeles amenazaba con levantar vuelo e incrustarse en sus lentes. Mas atras, la cabeza alada de Néstor sobrevolaba el cuarto. Cristina estaba mareada, esta vez quizás había sido demasiado.
El teléfono sonó. - Urgente, están listos, hay que ir ahora.

Cristina contestó que ya iba hacia allá, pero sabía que no era así, al menos hasta que todo dejara de girar un poco. Intentó levantarse y se acercó al cuadro de Néstor que colgaba en una pared. Movió con sus dedos el ojo de Néstor -el desviado- en el cuadro, y abrió una caja fuerte. Sacó un paquetito, y se lo puso en el bolsillo. Malditas pastillas de colores, pensó. Maldita prensa, maldito pueblo argentino. No soportaba más. Al ver la cabeza alada de Néstor, que no se iba a pesar de que la ventana estaba abierta, abrió el paquete de papel, sacó una pastilla roja opaca casi bordó, tomó un vaso y el agua fluyó nuevamente por su cuello tragando con un placer inconmensurable. Que esperen, todo puede esperar, tenía que consultar, tenía que consultar.

Isabel salió de su caja de cartón lentamente, como siempre cuando sentía pasos cerca. Cristina la tomó en su mano, mientras Isabel asomaba su cabeza. Daba gusto ver cómo abria los ojos lentamente y cómo súbitamente escondía las patas por debajo del caparazón. Isabel era un amor, era pura comprensión, y cada cuadradito en el caparazón de Isabel cambiaba de forma y tomaba relieve y se convertía de rombo en hexágono de hexágono en poligono y de polígono en círculo para volver de nuevo a ser un cuadrado centelleante.

Telefono. - Cristina, el emisario.

Golpean la puerta. Tratan de abrir. La llave está puesta. No hay riesgo. Diez minutos y ya.

Ahora las cabezas aladas de Nestor son varias y sobrevuelan todo el despacho, no dicen nada, mueven las alas que les salen de la nuca, son muchas, mueven la boca como si discursaran, todas al mismo tiempo en idénticos movimientos. Cristina sabe lo que le están diciendo aún sin escucharlas, y pronto tiene un dejabu y con su mano derecha le pega una cachetada fuerte a una cabeza alada y cae al piso. Desde el piso, ahora sí se lo escucha, argentinosh dice, argentinosh, cristina lo pisa con fuerza y se transforma en un enjambre de abejas que atacan se meten en las orejas llegan a la médula salen de sus ojos es horrible pero al mismo tiempo distante y placentero y los recuerdos de tenerlo dentro y odiarlo con tanto extraño sentimiento la reconforta.

Ya basta, lista para el encuentro, ya están las medidas a tomar en su cabeza, ya no hay nada mas que pensar. La crisis se resolverá pronto y zapatos nuevos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿La bola de cristal dice si se resuelve la crisis o no?

Mike dijo...

Ojalá fueran sólo zapatos nuevos, verdad?

SyG dijo...

Mi idea favorita fue la vision del caparazon de Isabel; cambiar de cuadros a otras figuras geometricas es algo que debe reflejar un estado mental alterado. Felicitaciones.... muy imaginativo.

La imaginacion es tan importante como el conocimiento.

Anónimo dijo...

Realidad alterada, realidad real, realidad al fin.........buenísimo¡¡¡