lunes, 28 de junio de 2010
Ciudad porteña
Y en el fin de la ciudad está el río, donde ya no se puede avanzar mas y hay mucha negrura -porque es de noche, porque fue de noche que llegue hasta el fin de la ciudad a donde no se puede avanzar más. Dos hombres de Gendarmería custodian la nada en la oscuridad teñida de los faroles del auto encendido, al borde del Rio de La Plata, en el lugar donde no hay ribera ni playa ni nada, solo areneras, grúas, la avenida sin nombre y el rio negro. Y mas alla en el muelle frente al Aeroparque los gendarmes, otros, dan vueltas alrededor de un puesto de panchos, lo estudian, lo rodean, hasta que finalmente se comen un pancho. No ven que el río esta diciendo otra cosa, que las olas al rebotar con la defensa reflejan la luz de la luna y dibujan luces de neón, como rayitas eléctricas que anuncian otra noche en algún otro lugar lejano en el centro de la ciudad. Y las rayitas se unen y se separan, se atan y se desatan, se enrulan y marean y hablan de otro sitio pero están ahí, cerca del borde de la avenida, en el agua sucia del río, debajo del viento frío donde se deja andar un ultimo paso.
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